
Descubren cómo los humanos pueden predecir eventos futuros

Un equipo de investigadores de varios centros científicos alemanes encontró evidencia que demuestra por primera vez que nuestro cerebro posee la capacidad de anticipar eventos venideros, informó el Instituto Max Planck.
La predicción temporal es fundamental para realizar funciones complejas, como el aprendizaje asociativo, la toma de decisiones y la preparación motora. La predicción temporal requiere la estimación del tiempo transcurrido con respecto a un punto de referencia, así como la estimación de la probabilidad de un acontecimiento a lo largo del tiempo.
La compresión de los mecanismos cerebrales involucrados en este proceso ha sido un objetivo importante en la neurociencia, aunque no se habían podido observar de manera directa hasta ahora.

El cerebro puede ver el futuro
En un nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications se reportó que se identificaron tres regiones del cerebro que desempeñan un papel importante en la anticipación de eventos. Esto se logró luego de analizar los registros de la actividad neuronal, mediante magnetoencefalografía, de los participantes en las pruebas cuando realizaban una tarea de audición y visión.
La corteza parietal posterior es responsable de la planificación temporal y la preparación motora, mientras que la circunvolución temporal media posterior se encarga del procesamiento temporal de los acontecimientos. Por otro lado, la corteza sensoriomotora participa directamente en los movimientos que siguen a los sucesos anticipados.
Los especialistas también descubrieron que ciertas ondas cerebrales pueden predecir el momento de eventos futuros. Estas señales, que representan la probabilidad de eventos a lo largo del tiempo, oscilan en los rangos de frecuencia alfa (de siete a 12 hercios) y beta (de 15 a 30 hercios).
Por su parte, el investigador Matthias Grabenhorst indicó que "cuanto más predecible sea un evento, más intensas son las oscilaciones neuronales", lo que permitirá al cerebro reaccionar con "mayor rapidez y eficiencia".
Los resultados de la investigación podrían tener un impacto considerable en la comprensión de la toma de decisiones, la atención y el rendimiento deportivo, así como en afecciones neurológicas como el trastorno de déficit atencional e hiperactividad (TDHA) o la enfermedad de Parkinson.
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